foto: infojardin.com |
Si se pensaba que la genética iba a confirmar la supremacía evolutiva del ser humano, ahora existe el motivo para replantearnoslo. Porque lo que ahora queda claro es que esa supuesta superioridad no depende del número de genes, sino de su calidad. Porque, a riesgo de ser antropocentrista, no parece que haya dudas de que el ser humano ha llegado a estructuras biológicas y sociales más elaboradas que la de la mayoría de los otros animales -de las plantas, ni hablamos-. Pero, según se van secuenciando especies, está claro que esa diferencia debe de estar en otra parte.
El genoma de la pulga de agua, que fue publicada por la revista Science, tiene unos 31.000 genes, mientras que el ser humano tiene 21.000. El trabajo lo ha dirigido John Colbourne, de la Universidad de Indiana (EEUU).Es verdad que los propios investigadores advierten de que en el genoma de la pulga hay mucho genes repetidos, pero eso es frecuente. Y necesario, porque permite activar unas zonas u otras. A cambio, un tercio
parecen ser únicos para el linaje de la Daphnia.
La decepción va en línea con otras, como que el ser humano tenga prácticamente el mismo número de genes que el Caenorhabditis elegans (un gusano de un milímetro de longitud) que tiene un milímetro y 19.000 genes. Algo más alejada está la mosca de la fruta ( Drosophila melanogaster) con unos 13.500. Ya dentro de los primates, el chimpancé comparte el 96% de los genes con el ser humano; el orangután, más alejado evolutivamente, el 97%.
(fuentes: ElPais.com ; ABC.es)
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